Ya era
medianoche del domingo. Ya Argentinos había ganado. El griterío, siempre
proveniente de mi parte, brillaba por su ausencia en mi casa. El silencio era
el único actor. Yo, en mi pieza. Él, mi viejo, en la suya. Los dos ya sabíamos
el resultado. Ya conocíamos la consecuencia. Prácticamente descendimos.
Habían
pasado casi treinta minutos del final del partido. Media hora solo en mi
habitación. Salgo y voy a su habitación. Con las fuerzas por el piso, solamente
atine a decirle “estamos en la b”. Y me fui. Él, desde su cama, pregunta, ya
sabiendo la respuesta, ¿cómo terminó? Ya alejado de su pieza, le respondo “dos
a cero”.
Hace ya
casi un mes que él decidió dejar de ir a la cancha. “Son horribles, hijo” me
quería justificar. Es mi viejo. Le creo. Pero sé que vio equipos tan malos como
este y no dejó de ir. Nunca, pero nunca, nos había visto sufrir tanto. Y digo
nos porque no soy yo solo, está también todo un grupo de gente que vamos a la
cancha. Su mejor amigo, ese de la infancia, que comparten amistad y el amor por
Independiente.
Eso es. No
nos quiere ver sufrir. Y él que hace, se queda en casa. Me asegura que no ve
los partidos. “Ya sabes hijo, no es lo mismo verlo por tele que en la cancha”
No obstante, se inquieta, sabe cómo termina cada partido. Porque sigue siendo
un hincha fanático, que quiere ganar. Me espera siempre en casa a que llegue.
“Horrible, no?” me pregunta cada vez que entro a casa después de volver de la
cancha. “Si, pa. Como siempre”
No atino
más que a responderle eso. Él dice que no vio el partido. Para que le voy a
contar el sufrimiento que viví. Me voy a mi habitación y me digo “¿cómo sabe
que jugamos horrible?¿no es que no ve el partido?” No se lo quiero preguntar.
No sé si por la respuesta o por qué, pero prefiero la intriga.
Me pongo a
recordar cada momento. El título del 2002. La Sudamericana del 2010. Claro,
tengo escasos 21 años. Me enseñaste que Independiente era el Rey de Copas. El
del paladar negro. No sé. No lo vi eso. Por eso viví como viví esa copa
internacional. Porque creí que nunca iba a conocer esa gloria. Por eso cuando
se metió el último penal, me di vuelta y te abracé a vos. También me enseñaste
que con Racing no perdemos nunca. Me enseñaste que a Independiente hay que
respetarlo.
Hoy la
historia es otra. O mejor dicho no tenemos historia. Tal vez eso le joda también
a él, que vio a las grandes glorias. Le jode ver al Rojo en esta situación. ¿A
quién no? Un club en ruinas económica y futbolísticamente. Prácticamente otro
club. Diferente, seguro, al que me enseño él, mi viejo.
Me
encuentro otra vez en mi habitación. A escasos metros de él. No lo veo ni lo
escucho. Sé que siente lo mismo que yo. Porque es mi viejo, porque él me enseñó
a amar a Independiente. Pero hoy quiere que suframos por separado. Atrás queda
ese abrazo en el 2010 o aquel viaje a Brasil. Hoy, la historia más negra de
nuestro amor dice presente. La sufrimos los dos por igual. Él, en su pieza. Yo,
en la mía. Sabe que estoy mal. Sé que él está igual. Estamos muy cerca.
Sentimos lo mismo. Pero hoy también tenemos que estar lejos.
Muy bueno... te felicito Tomas, es casi imposible demostrar los sentimientos y vos los detallaste muy bien.
ResponderEliminargrande tomy,no es facil que la gente entienda lo que es una pasion compartida y nada menos que con el viejo, muchos de nosotros no tuvimos la oprtunida de compartir pasiones, de sentir nuestro corazon explotar y verlo a el ,al viejo conmovido pero en silencio
ResponderEliminarla verdad te felcito por poder expresar con palabras algo tan importante como los sentimientos
Intuyo que es un muy buen texto, pero prefiero leerlo mas cerca del fin de semana. Sabrás entender. Abrazo y gracias por compartirlo
ResponderEliminarla verdad loco es que me hiciste llorar, pocos, mejor dicho nadie, tiene los huevos suficientemente puestos como para hablar de sentimientos y mucho menos con su viejo. Te felicito y te digo que si nos caemos nos caemos con dignidad, con historia como verdadero rey de copas que somos. Yo tengo 13 años, solo vi la sudamericana 2010 ya que en el 2002 tenia 3 años estamos muy lejos de esa situacion es una situacion de mierda en la que estamos pero con la ultima fuerza que nos queda ayudemos al rojo a sacar esto adelante, vamos que todavia se puede!
ResponderEliminarQué situación de mierda, viejo... Cuánta tristeza es escuchar los silencios en casa en vez de los gritos de goles de papá y hermano. Ver las caras largas toda la semana. Duele. Duele que toda la historia se nos esté por ir entre los dedos, cual arena en la playa.
ResponderEliminarFuimos perdiendo la cantidad de partidos ganados por sobre los grandes, seguimos sin ganar campeonatos locales ni de afuera y ¿qué nos queda? Que junto con Boca somos los únicos de los 5 grandes que no descendimos... Pero ya pareciera que ni eso, hermano... Ni eso.
Ver la realidad duele como si ese equipo de fútbol fuera un órgano vital, encarnado en uno. Y en parte lo es. Y un poquito se nos va muriendo a menudo que pasan los días.
Fuerza, viejo.