lunes, 21 de marzo de 2016

Ahí estaremos

Me pongo a pensar y puedo asegurar que sé poco de su larga vida. Incluso no sé ni su nombre. Pero tampoco creo que sea necesario. Porque lo que trascienden son ideas e historias de vidas, grandes ideas y grandes historias de vidas. Los nombres, eso que los padres eligen cuando nacemos, solamente son un complemento de esos caminos. Él, el Negro para muchos según me contaron o abuelo para otros pocos que me contaron de él, trasciende más allá de su nombre.

Puede resultar injusto hablar del Negro sin conocerlo por completo. Injusto para él que tiene mucho por contar. Injusto para el resto que tenemos mucho para leer y escuchar de él. Sin duda también son injustos los años, el pasar de la vida y tantas cosas. Pero es mucho más injusto no hablar de él, que se opuso a las injusticias más dolorosas de todas, las de la sociedad.

El Negro militó y milita sus ideales. Por eso trasciende. Trasciende humanamente, en las personas que escuchan hablar de él. Trascienden sus ideales y sus historias. Militaba en la década del ’70 cuando las injusticias sociales buscaban, entre otras cosas, que no se militen esos ideales. Cuando se imponía el olvido.

La persona que me cuente de él le dice abuelo. Alguna que otra vez también lo llama por el Negro. Me habló de sus historias, de su vida, de sus largos años. Años y años militando y caminando, con sus ideales como referencia. Esa persona, su nieta, me dijo que ahora ampollas y más ampollas lo obligan a que la caminata deba esperar. O tal vez esas injusticias del cuerpo humano como las ampollas son fruto de tanto caminar. La trascendencia radica en que ese camino recorrido justifique todo tipo de ampollas, por más injustas que sean.

Sin embargo, el cuerpo humano es por momentos casi tan injusto como algunas sociedades, en las que unos pocos se imponen sobre muchos. A veces nos obligan a estar días y días en una cama luchando para volver y seguir recorriendo el camino de la vida, que aunque pasen años y años siempre pensaremos que es corta.

Se acerca el 24 de marzo y el Negro elige no olvidar. En sus ideales la palabra compañerismo le indica que el pasado no se negocia, que no hay olvido. Las banderas de la verdad, la memoria y la justicia las militó y las milita desde hace 40 años, desde aquel 24 de marzo de 1976. Por él, por sus compañeros, por 30 mil personas más.


Este año las injusticias del cuerpo humano lo obligan a no decir presente en la plaza. Pero si estará su familia, que lo acompaña en esta lucha. Porque sus ideales trascendieron y trascienden en cada persona que escuche hablar de él. Por eso este jueves su familia caminará a la plaza. Por eso diremos presente. Por él. Con él. Con treinta mil personas más. Por la verdad, la memoria y la justicia.