Me pongo a pensar y puedo
asegurar que sé poco de su larga vida. Incluso no sé ni su nombre. Pero tampoco
creo que sea necesario. Porque lo que trascienden son ideas e historias de
vidas, grandes ideas y grandes historias de vidas. Los nombres, eso que los
padres eligen cuando nacemos, solamente son un complemento de esos caminos. Él,
el Negro para muchos según me contaron o abuelo para otros pocos que me
contaron de él, trasciende más allá de su nombre.
Puede resultar injusto hablar del
Negro sin conocerlo por completo. Injusto para él que tiene mucho por contar.
Injusto para el resto que tenemos mucho para leer y escuchar de él. Sin duda
también son injustos los años, el pasar de la vida y tantas cosas. Pero es
mucho más injusto no hablar de él, que se opuso a las injusticias más dolorosas
de todas, las de la sociedad.
El Negro militó y milita sus
ideales. Por eso trasciende. Trasciende humanamente, en las personas que
escuchan hablar de él. Trascienden sus ideales y sus historias. Militaba en la
década del ’70 cuando las injusticias sociales buscaban, entre otras cosas, que
no se militen esos ideales. Cuando se imponía el olvido.
La persona que me cuente de él le
dice abuelo. Alguna que otra vez también lo llama por el Negro. Me habló de sus
historias, de su vida, de sus largos años. Años y años militando y caminando,
con sus ideales como referencia. Esa persona, su nieta, me dijo que ahora
ampollas y más ampollas lo obligan a que la caminata deba esperar. O tal vez
esas injusticias del cuerpo humano como las ampollas son fruto de tanto
caminar. La trascendencia radica en que ese camino recorrido justifique todo
tipo de ampollas, por más injustas que sean.
Sin embargo, el cuerpo humano es
por momentos casi tan injusto como algunas sociedades, en las que unos pocos se
imponen sobre muchos. A veces nos obligan a estar días y días en una cama
luchando para volver y seguir recorriendo el camino de la vida, que aunque
pasen años y años siempre pensaremos que es corta.
Se acerca el 24 de marzo y el
Negro elige no olvidar. En sus ideales la palabra compañerismo le indica que el
pasado no se negocia, que no hay olvido. Las banderas de la verdad, la memoria
y la justicia las militó y las milita desde hace 40 años, desde aquel 24 de
marzo de 1976. Por él, por sus compañeros, por 30 mil personas más.
Este año las injusticias del
cuerpo humano lo obligan a no decir presente en la plaza. Pero si estará su
familia, que lo acompaña en esta lucha. Porque sus ideales trascendieron y
trascienden en cada persona que escuche hablar de él. Por eso este jueves su
familia caminará a la plaza. Por eso diremos presente. Por él. Con él. Con
treinta mil personas más. Por la verdad, la memoria y la justicia.