domingo, 10 de agosto de 2014

Yo salí con Maradona

No sé cuándo fue que me di cuenta. No sé si fue hace un año. O hace dos. Si estoy seguro que no fue mientras estaba con ella. Pero sea cuando haya sido, entendí, en ese momento más que en cualquier otro, quién es ella. Ella, para mí, es Maradona.

Nunca la vi jugar al fútbol. Tampoco creo que le gusté. Hacía –cada tanto lo sigue haciendo- otro deporte. Incluso no solíamos hablar de fútbol. Ese pequeño tema de alguna que otra charla era simplemente para hablar de cómo había salido Independiente. Sin embargo, eso no era un problema. Ella entendía mi pasión, como mi mamá la entiende con mi papá. Pero alguna mala decisión mía hizo que no estemos más juntos. Claro, ahí no entendía que tenía frente a mí a Maradona.

Pasaron dos años y las vueltas de la vida hizo que nos reencontremos. Y así volvieron las largas charlas. Pero con un detalle: ella ahora tenía novio. Era ver a Maradona con la camiseta del clásico rival. Uno lo disfrutaba, se emocionaba con cada pelota que tocaba, y a la vez decía “por qué no está en mi equipo”. Sin embargo, ella, como Maradona, contagia felicidad. Porque cuando la cruzo por algún lugar, sonrío. Me alegro. Como cuando veo, sin cansarme, el gol de Diego a los ingleses.

Hace unos días la volví a cruzar. Nos quedamos charlando un rato. Yo atraído por su mirada. Mientras ella me decía “hay que desnaturalizar un poco las cosas”. Y yo escuchaba a Maradona criticando a la FIFA. Yo veía a Maradona desnaturalizando Italia y saliendo campeón con el Nápoli. La escuchaba a ella y lo veía a él. Eran lo mismo. Son lo mismo.

Otro momento muy cercano me hizo afirmar que ella es Maradona. Transcurría el Mundial 2014 en Brasil. Camisetas de mundiales cercanos vestía la gran mayoría. Algunas del 2006, otros mantenían la del 2010, estaban también los que se habían comprado la de este mundial. Pero ella no. Ella, petisa y morocha como Diego, vestía una particular. Una, me aseguró días después, de su padre. Era una camiseta del ’86. Era ella, vestida de Maradona.

Y hubo otro. Más reciente aun. Hace unos días los portales de noticias, las redes sociales, los programas de televisión, publicaron un vídeo inédito con imágenes de Maradona. Jugadas en Boca, en Argentinos, en Barcelona, en la Selección. Ella me escribe “lo vi, te lo paso”. Hoy no estamos juntos. No obstante, me conoce y mucho. Sabe de mi amor hacia Maradona. Y como mi mamá con mi papá, entiende de mi pasión por el fútbol. Simplemente me mandó el vídeo. No era necesario comentarlo. No solíamos hablar de fútbol y poco lo hacemos ahora.

Hoy, después de dos años que volvimos a hablar, sigo disfrutando de nuestras charlas. Sigo sonriendo cada vez que la veo, como cuando veo un vídeo de Diego. Sigo pensando que ella, como Maradona, busca desnaturalizar un poco el mundo. Y sigo deseando que un día Maradona juegue en mi equipo. Porque para mí ella es Maradona.