lunes, 13 de marzo de 2017

No la soñó


Suena el despertador 4.30 de la mañana del sábado. El tipo se levanta, pasa a buscar a sus amigos, llega al lugar acordado para subir a la combi y parte con más de diez amigos rumbo a Olavarría. El tipo hace una semana venía pensando una crónica sobre lo que iba a vivir el sábado a la noche. El tipo pensaba en contar lo que caminaría, en narrar cómo fue el recital, en recordar cada instante con sus amigos. El tipo nunca tuvo en mente escribir lo que ahora escribe.

El tipo llegó cerca de las 2 de la tarde a Olavarría y seguía pensando ideas de cómo sería la crónica que venía soñando hace una semana. El tipo, como otros miles de tipos, se disponía a vivir y sentir un nuevo show del Indio Solari. El tipo junto a sus amigos comenzó la caminata rumbo al campo La Colmena bajo una lluvia que a mitad de camino cesó. Ingresó al predio alrededor de las 7 de la tarde, lo palparon y le cortaron la entrada. El tipo horas más tarde leería y escucharía que en algunos casos eso no sucedió.  

Pasaron tres horas, las luces se apagaron, se encendieron los miles y miles de celulares, la imagen de todo el predio iluminado por los aparatos se replicaba en las pantallas y el Indio con campera y gorra roja salió al escenario para abrir con el tema ‘Barba azul’. El tipo seguía pensando en su crónica, pero no sabía que eso no sería relevante. Ni ‘Porco Rex’ que siguió ni ‘Ropa sucia’ que fue el último tema de lo que fue el recital. Lo que sucedió después de ese inicio fueron pausas, preguntas, dudas y más dudas. ‘Qué pasa ahí? Dónde está Defensa Civil?’ decía el Indio y se replicaba en las 15 torres de sonido. El tipo ya sabía que su crónica no sería lo que venía pensando hace una semana. El tipo hablaba con los que tenía alrededor y todos decían ‘algo pasó o tiene miedo que pase algo’. El tipo y los que estaban con él no sabían en ese momento lo que se enterarían horas más tarde. Ni se lo imaginaba.

Las pausas fueron bastantes. En cada una se escuchaba la voz del Indio, a veces hablando con el público, a veces hablando con gente del escenario. ‘Ya no estoy para esto. Y no vengan con banderazos’. El Indio ya daba mensajes que el tipo resignificaría más tarde. El tipo por momentos dejaba de pensar en su crónica, la cual ya no tenía eje ni sabía cómo sería.

El tipo volvió a pensar en su crónica cuando el Indio habló de las Abuelas de Plaza de Mayo. ‘Si tienen alrededor de 40 años y tienen dudas sobre su identidad, acérquense a Abuelas, ellas no se van a apropiar de ustedes’. Y luego un mensaje sobre la edad de punibilidad. ‘Es una locura lo que quieren hacer. El Estado debe ser social antes que penal’. Pero no, eso tampoco sería importante en la crónica. No lo sabía en ese instante el tipo.

Tampoco sabía que ya no importaba la lista de canciones. Que ‘Todo preso es político’, que ‘Nuestro amo juega al esclavo’, que nada más importaba. Ni el sorprendente final en el que después de ‘Ji Ji Ji’ sonó ‘Mi perro dinamita’. El tipo no lo sabía ni lo suponía. Intuía junto a sus amigos que el Indio estaba raro, que algo había pasado. Pero nunca imaginó lo peor.

El tipo salió caminando junto a sus amigos en esa marea de gente que salió por el mismo lugar por el que ingresó. El tipo no negó horas más tarde que la salida fue muy desorganizada. Caminó hasta la combi el tipo y ahí se terminó de encontrar con todos sus amigos. Las primeras palabras fueron de cómo vivió cada uno el recital, de las canciones, de cómo sintió cada uno al Indio. Hasta que llegó el primer mensaje a las 4 de la mañana. ‘Están bien? Hubo muertos en el show?’ Lo que empezó después de ese mensaje no tiene ninguna relación con la crónica que el tipo soñaba hace una semana.

Lo que vino después corresponde a lo que era sin duda el eje de la crónica que ahora debía escribir el tipo. Nada de lo que había pensado importaba. O tal vez sí, pero no ahora. El tipo se enteró que hubo dos muertos y eso había que escribirlo. El tipo leyó que algunos medios publicaron con total impunidad que hubo 7 o 10 muertos y eso también había que contarlo. El tipo siguió escuchando, viendo y leyendo cómo actuaban los medios y eso también había que narrarlo. El tipo leyó muchas horas más tarde que uno de los dos muertos se llamaba Juan Francisco Bulacio. Leyó que un medio escribió ‘la segunda víctima se llama Bulacio, como Walter Bulacio que murió en el recital de Los Redondos en Obras’. El tipo sabía que a Walter lo mató la policía. El tipo había cantado la noche del sábado que ‘violencia es mentir’.

El tipo leía y veía en diferentes medios que replicaban un comunicado del Indio Solari en el que expresaba que ‘los medios vendían pescado podrido’ y agregaban que el Indio no habló de los dos muertos. El tipo entró a las publicaciones y vio que hubo otra en la que confirmaba las dos muertes y su acompañamiento a la familia. Esa publicación el tipo no la leyó ni la vio en esos diferentes medios que se unieron en contra de quien los criticaba. El tipo entendió una vez más que el corporativismo de los medios de comunicación no discrimina líneas editoriales, en esa lucha están todos juntos.

El tipo siguió escuchando, siguió leyendo, siguió viendo. El tipo, muy lejos de aquel despertador del sábado a la madrugada, piensa que se deben buscar los responsables, que una vez más la ausencia del Estado es un jugador principal, que los empresarios sólo van en busca de la plata sin importar la gente, que los medios dan asco, que las Abuelas siguen buscando nietos, que tenemos que estar atentos cuando debatan sobre la edad de punibilidad, que el Estado debe ser social, otra vez volvió a pensar que los medios le dan cada día más asco. El tipo pensó ahora esta crónica, que no la había soñado nunca.   

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