miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cuestión de principios




Las presiones en el fútbol argentino se acrecientan a cada instante. La vinculación del descenso con el concepto de tragedia se naturalizó. “No importa nada, hay que salvarse del descenso”, se lee, se escucha. Y ante esta presión los jugadores asumen una responsabilidad superior, la de evitar que esa tragedia ocurra.

Los principios juegan un rol fundamental en este momento del fútbol. Los entrenadores asumen el cargo con sus propios principios. Jugar bien, juego colectivo, priorizar el rendimiento. Sin embargo, transcurren dos fechas, el equipo no gana y los principios ya no están. El juego empeora, los resultados continúan siendo negativos y el rendimiento baja y baja. Mientras tanto, esa tragedia llamada descenso cada día suena más fuerte.

No obstante, estos principios también tienen que aplicarlos los dirigentes. Deben escoger un rumbo. Javier Cantero, actual presidente de Independiente, asumió su cargo a fines de 2011. Una vez electo, decidió continuar con su discurso de campaña: desenmascarar a los corruptos dirigentes del fútbol argentino e imponer honestidad en cada decisión. Empezando por la erradicación de los barras bravas de su club, Cantero expuso sus principios.

En contraposición, el resto de los clubes no lo observaban con buenos ojos. Salía a la luz las complicidades de los dirigentes con los violentos del fútbol. Por lo que, Independiente comenzaba a estar en la mira, a ser el blanco de cada crítica. Por su parte, el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino Julio Humberto Grondona se ubicaba en un punto intermedio: obligado a apoyar a Javier Cantero por su honestidad y por la aceptación que tenía en todo el público futbolero, pero conjuntamente no podía oponerse al resto, como por ejemplo Juan Carlos Crespi, uno de los dirigentes más representativos de AFA. Podía oponerse, pero él también es cómplice de los negocios, más precisamente es el principal beneficiario de los participantes. Por lo tanto, su ubicación generaba contradicciones.

Independiente, además, atraviesa una situación complicada futbolísticamente. Último en la tabla de los descensos, los hinchas exigen urgente una respuesta. El equipo no rinde y entre tantas excusas, una de ellas es como perjudican los arbitrajes fecha tras fecha. Ante esto, los simpatizantes, dominados por la naturalización de la tragedia llamada descenso, le ruegan a su presidente presencia en AFA. En respuesta, Cantero manifestó: “me piden que vaya a la AFA, como si ahí nos hicieran ganar”. El mensaje es clarísimo e igual desde su comienzo: honestidad desde su parte y comprometer a todos a lo mismo.

Cantero se mantiene firme en sus principios. Esos principios que adoptó desde su comienzo. No obstante, las exigencias futbolísticas lo ponen en un apriete. Los hinchas le piden que termine con todo, que deje de lado esos principios y mantenga como sea al equipo en Primera. Cantero, por su parte, elige mantenerse en sus principios hasta el final, aunque ese final sea el descenso, que algunos tratan de imponer como una tragedia

miércoles, 5 de septiembre de 2012

En la época equivocada




El deporte mundial actualmente regala figuras de altísimo nivel. Federer en el tenis, Messi en el fútbol, Bolt en el atletismo y así en la mayoría de las disciplinas. No obstante, estos fenómenos que brillan en cada competencia opacan –o dejan en segundo plano- a otras figuras, que de haber nacido en otra época, en una época sin Federer, Messi ni Bolt, hubieran sido considerados fenómenos. Pero el destino determinó que no, que transiten su carrera con esa mochila, la de ser el número dos.

Andy Roddick anunció su retiro. Finalizado el US Open le pondrá punto final a su carrera como tenista. El deportista anhela siempre con llegar al punto máximo, a ser el número uno del ranking mundial y mantenerse por un tiempo como el referente del deporte.  Aspira a ganar Grand Slam y a todo rival que se enfrente. Y Roddick siempre tuvo eso en mente, ser el número uno. Sin embargo, la época era la equivocada, era la época de Federer, para muchos el mejor tenista de todos los tiempos.

Finales y finales frente al suizo hacían que Roddick se conforme con llegar hasta ese techo. Wimbledon, el sueño de ambos, los reunía en la cita más esperada, el último match, el decisivo. El resultado, siempre el mismo. Clases y clases de tenis brindaban en All England Club. Sólo que Federer era el maestro.

Trece semanas pudo mantenerse en el puesto número uno durante el 2003. Sin embargo, duró sólo esos gratificantes tres meses. La figura de Roger Federer comenzaba a aparecer en el tenis mundial. En su carrera, logró un título de Grand Slam, de local, el US Open –torneo en el que decidió decirle chau al tenis-. Pero la gloria era otra, era Wimbledon. Tres finales, tres derrotas, un rival -2004, 2005 y 2009-. La tercera parecía ser la vencida. Una maratónica final a cinco sets volvió a determinar que Federer era el rey de césped. El último set terminaría 16-14 y la honestidad de Roddick se reflejó cuando habló para el público luego de recibir el premio de segundo puesto: “Mejor no podía jugar”.

El deporte mundial nos seguirá deleitando con enormes deportistas. Pero no sólo los número uno de cada disciplina, sino también los que compiten y luchan por estar cerca de esos fenómenos de la historia. Como luchó Andy Roddick, que decidió ponerle la firma final a su carrera. La carrera de un verdadero número uno.