domingo, 31 de marzo de 2019

Memoria roja



Se lo dice en castellano porque no hay traducción. ‘Nunca Más’ y continúa hablando en inglés. Quien escucha eso es extranjero y está ingresando al estadio de Independiente. La atracción de ir a ver un partido de fútbol argentino lo cruzó con otro partido. Porque mientras entra, se encuentra con fotos de señoras con pañuelos blancos en una plaza, con carteles que exigen Memoria, Verdad y Justicia. Su compañero, argentino y quien lo está acompañando en este día, le explica qué significa. Lo hace en inglés, pero no tiene traducción para las palabras ‘Nunca Más’ y se las dice así. El otro partido es el de la memoria, el que se juega hace más de cuarenta años. Están las Madres, están los Hijos, están los Nietos. Todos tienen la misma camiseta.

Falta poco más de una hora para el partido y el micro con los jugadores de Independiente ya está ingresando al Libertadores de América. Pasa el portón. Ya está dispuesto a estacionar, pero debe frenar. Cinco personas están adelante del micro. Son hijos de desaparecidos. Cada uno tiene un número y lo levantan bien alto. Lo están dejando bien claro: son 30 mil.

Miguel es hincha de Independiente y también tiene puesta la camiseta de la memoria. Por eso frena y pide que la saquen una foto. Espera que pasen otros hinchas y le toman la imagen. No es la primera foto de Miguel que lo acerca a Independiente y a la última dictadura cívico-militar. El pasado 24 de marzo Miguel estuvo en la marcha como todos los años en Plaza de Mayo. Ahí la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino tenía preparado once carnets de socios desaparecidos. Uno era Raimundo Villaflor, hincha de Independiente. Ese día y con ese cartel Miguel también pidió que la saquen una foto.

Francisco Madariaga llega a la cancha. Francisco es hincha de Independiente y es el nieto recuperado 101. Hace un año se lo homenajeó a él dentro de la cancha previo a un partido. Esta vez, un año después, él es quien debe rendir homenaje a dos deportistas de Independiente desaparecidos. ‘Otro 24 de marzo acá en Independiente Francisco’, le dicen mientras iba caminando y viendo las fotos de Madres de Plaza de Mayo. ‘Es hermoso todo esto’, atinó a responder.

Claudio Gómez escribió el libro ‘El partido rojo’. Una brillante crónica sobre la final entre Independiente y Talleres en 1978 en plena dictadura. Está nervioso y ansioso. Pero desborda de felicidad. Es que va a conducir el homenaje a Miguel Sánchez, atleta de Independiente desaparecido, y a Osvaldo Horacio Portas, nadador de Independiente desaparecido. Porque si de memoria y de Independiente se trata, Claudio está presente.

Mateo tiene menos de diez años y está en la cancha con su tía Esther. Ya está sentando en la platea Erico Baja. Está atento al homenaje que se está haciendo en el medio del campo de juego. ‘Tía, sacame una foto con ella’, le pide Mateo. Ella, que está sentada a pocos metros de Mateo, es Carmen Arias, es Madre de Plaza de Mayo, su hermano Ángel era hincha de Independiente y está desaparecido. Antes de entrar a la cancha, Mateo ya le había hecho otro pedido a su tía Esther. Quería una foto con el mensaje de ‘Nunca Más’ y el estadio de fondo. ‘Gané antes que empiece el partido’, resumió la tía Esther.

Es hora del encuentro entre Independiente y Vélez. El extranjero ya está sentado con su compañero dispuesto a ver eso que le atrae que es ver un partido de fútbol argentino. Pero esta vez vio además otro partido, el de la memoria. En inglés, en castellano o en cualquier idioma. Son 30 mil y fue un genocidio. Lo tiene bien claro el extranjero. Este partido lo seguimos jugando todos los días y estamos ganando por goleada.