domingo, 3 de septiembre de 2017

Un Huracán insoportablemente vivo



Sábado 29 de julio. Ya no había razón para la demora. Habían pasado diez años de la última vez en Buenos Aires.  Se terminaban finalmente los comunicados con inexplicables excusas que impedían su vuelta. Eran las 21.30 en punto en Huracán. Cuarenta mil personas empezaban a saltar con los primeros acordes. Nada nos detendrá se escucha. Era La Renga. En Buenos Aires. Al fin.

Era el primero de, hasta ese momento, cuatro recitales. La banda de Mataderos volvía a tocar en Buenos Aires después de diez años. Corazón fugitivo y Nómades abrían el show. “Vinimos a hablar de poder”, aseguró Chizzo. No dejes que se roben tu luz le decía a cada uno que estaba en Huracán. “Che, no se suban a los alambrados. No vaya a ser cosa que mañana vengan a romper las pelotas”, pidió por favor el cantante. “Creo que hoy las canciones hablaron por si solas”, sentenció con claridad nuevamente Chizzo. Y aunque venga el aguafiesta nos vamos a reír igual Ja! sonaba en todo Buenos Aires para que lo escuchen incluso los que no estaban adentro de la cancha. Treinta temas en el primer recital de La Renga. Ni un solo incidente antes, durante y después. Quedaba claro: no había razón para tanta demora.

Miércoles 2 de agosto. Sí, miércoles. Até con tripa mi corazón; sin más que eso salí a la cancha. Otra vez cuarenta mil corazones hacían explotar Huracán. Era La Renga. Sonaba Tripa y Corazón, y abría el segundo recital. La lista pensada eran 30 canciones nuevamente. En la número 19 figura “En el baldío”. Ya estaba por finalizar el tema cuando se apaga todo. Las luces, el sonido, todo. Pasaron minutos que parecieron años. Se encendieron algunas luces, sonaron algunos acordes. “Siempre hay un boludo que se lleva puesto un cable. Vamos de vuelta. Las garras de un terrible ser”. Chizzo volvía a hacer vibrar todo Buenos Aires.

Sábado 5 de agosto. Otra vez Huracán. Otra vez sábado. Otra vez sin incidentes antes, durante y después. Otra vez La Renga en Buenos Aires. En una selva de mentes viejas; habrá también que saber soñar; sobre una almohada de piedra. Era el tercer show. Era un sueño. La Renga hacía delirar miles de personas una vez más. Estaba insoportablemente vivo.

Miércoles 9 de agosto. Era el cuarto recital de La Renga en Huracán. Chizzo le avisaba a las cuarenta mil personas que iban a haber dos show más a fines de agosto. “Cuando venía para la cancha vi la Luna. No sé si alguno la vio. Yo la vi posada sobre los techos de Pompeya”, introducía el cantante. Todo Huracán iba a bailar a la nave del olvido.

Las cuatro pantallas ocupan casi toda la cabecera de la platea Mirave del estadio. Esta vez no aparecía cada integrante de la banda en una pantalla diferente. Este miércoles era la misma cara en las cuatro pantallas. Era la imagen de Santiago Maldonado. Ya habían pasado ocho días desde que estaba desparecido. “Que aparezca, por favor”, pidió Chizzo. Pobreza y dolor sólo trajo el progreso. No había dudas del pedido.

Llegaba un descanso. Terminaba la primera tanda. Una fiesta. Más de 150 mil personas habían dicho presente en Huracán. Era algo tan grande como el cielo y las montañas. Dejando atrás mil razones en el tiempo. Había más. Dos shows más para certificar que el rock and roll no morirá jamás.

Sábado 26 de agosto. Anteúltimo show. Era el bonus track. Habían pasado ya 25 días desde la desaparición de Santiago Maldonado. “¿Santiago dónde está, Santiago dónde está?” preguntaban cuarenta mil voces. Y alguien se encarga de encerrarte; y otro prepara el fin del mundo; y tan lejana queda la esencia; que sólo el hecho de encontrarte para mí; le da sentido a mi vida. La Renga y el viento que todo empuja. “Que aparezca Santiago”, pide Tete –bajista de la banda-. Un Huracán lleno de verdades y una sola pregunta.

Miércoles 30 de agosto. Pasó un mes del primer recital. Era turno del último. Escapando en la noche; voy a dejarlo todo atrás. Corazón fugitivo abría la sexta noche. “Tiempos complicados son los que estamos viviendo. Así que lo mejor es que estemos juntos”, da comienzo Chizzo a una histórica versión de A tu lado. Sentirte a mi lado me hará mucho mejor. Y siguió. Ojos que no ven, corazones que no sienten. Era ‘Cuando estes acá’. Era La Renga.

Pero fuera de Huracán seguía faltando alguien. Santiago Maldonado seguía y sigue desaparecido. Y La Renga continuó pidiendo lo mismo, que aparezca por favor. Subió al escenario el músico Rubén Patagonia y todo Huracán se volvió a preguntar: ¿Santiago dónde está, Santiago dónde está? ‘Lo frágil de la locura’ fue el himno que hizo emocionar una vez más a miles de personas. Las cuatro pantallas volvían a mostrar la cara de Santiago.

El final es donde partí. Sí, acá en Huracán hace un mes partía La Renga. Dejame ver, que hay para saborear esta vuelta. Pero esta vez el banquete estaba servido. Había Buseca y vino tinto. Esta noche Mirtha, te invito a morfar. “Ahora nos vamos a guardar un tiempo”, son las últimas palabras de Chizzo en Huracán. “Vamos a grabar un disco nuevo. Durante este mes quedó demostrado que se puede tocar en Buenos Aires sin ningún incidente. Así que ojalá podamos presentar el disco nuevo acá en Buenos Aires”. Fue La Renga en Huracán. Más de 200 mil personas. No había razón para tanta demora.