viernes, 10 de agosto de 2018

El futuro llegó



Llueve. Dos y cincuenta ya del jueves. Cae una gota en la mejilla de Daniela. Y otra. Y se mezcla con una lágrima. Y otra lágrima. Es lluvia, es emoción, es tristeza, es esperanza. Es todo eso la mejilla de Daniela, que llora sobre Callao a escasos metros del Congreso de la Nación. Pero ahí está, firme después de horas. Son miles, millones. Son el futuro.
Sigue lloviendo. Comienza la vuelta rumba a su casa Daniela. Y aunque está sola, vuelve juntos a millones de compañeras. Y aunque siga y siga lloviendo, y aunque la votación por un aborto seguro, legal y gratuito diga que fue treinta y ocho a treinta y uno, ella sonríe. Porque qué es perder y qué es ganar si la lucha no se abandona. Lo sabe bien Daniela eso.
Recuerda rápidamente Daniela que antes de ir a la Plaza vio que el Indio Solari posó con un pañuelo verde para la Garganta Poderosa. Y va a la música Daniela. Había una vez puede ser el comienzo de cualquier cuento, pero también el comienzo de una seguidilla de canciones. Y eso elige Daniela. Escucha y canta bien fuerte esa canción del Indio: Con los puños en alto deseando al final hacer la revolución con una canción de amor. Levanta su puño Daniela ya en el colectivo rumbo a su casa. La lucha continúa.
La lista de canciones sigue. Es sonrisa tras sonrisa. Y aunque sabe que Divididos tiene una canción que se llama ‘el 38’, ese número de senadores que no apoyó la ley, Daniela no la escucha. Pero recuerda que una vez Ricardo Mollo colgó un pañuelo verde durante todo un recital y selecciona otro tema. No cualquier tema ni cualquier letra. Todo está vivo a pesar del dolor, si le sonreís; ríos de cuerdas que vienen de vos, justo a mi corazón. Y Daniela le sonríe a todas esas chicas que están en el colectivo, que no conoce pero son sus compañeras de lucha y perseverancia.
Más y más música. Ya son más de las tres de la mañana del jueves. Daniela recuerda todos estos meses de movilizaciones, de campaña, de charlas. Se acuerda de ese 14 de junio en el que Diputados aprobó la media sanción. Y no solo de eso. Ese mismo día La Renga hizo un show a beneficio de Alejandro Medina. Lo recuerda bien Daniela porque Chizzo, el cantante, salió con un pañuelo verde atado en su muñeca izquierda. Un pañuelo verde que pedía y reclamaba un aborto libre, seguro y gratuito. Por eso escucha La Renga Daniela, porque despierta un viento en ella que todo lo empuja y lo canta bien alto en el colectivo.
Ya está cerca de su casa Daniela. Las gotas que hace unos minutos se mezclaban con la lluvia en su mejilla ya se secaron. Mira por la ventana y sigue lloviendo. Tiene tiempo para una última canción. No lo duda. Vuelve al Indio. El futuro llegó hace rato. Lo escucha, lo canta, lo piensa Daniela. El colectivo está lleno de pañuelos verde. No los guarda nadie porque la lucha sigue. Ellas son el futuro e hicieron historia.

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